lunes, enero 16, 2006

Relatos de una diosa en luna llena. Orígen ancestral.


I.-
Un espíritu animal se apoderó de mí aquella noche.
Me llevó al orígen. Me llevó a las cavernas

Un felino, una pantera, entró en mi cuerpo.Todo lo mío desapareció, salvo la conciencia del lugar actual, de la transformación, de su presencia.
Ya no pude más estar de pie. Su mirada me desagarraba desde dentro.
Era animal.

Caminé por tierra de ancestros , sigilosa, gacha, poderosa, cazadora.

Observación primigenia.
Tacto exacerbado.

Manos. Pies.
Ya no fueron míos.

Tierras de fuerza pura.
Áridas, verdes.
De cuevas, de bosque.

Increíble.

Fuí poseída brutal y progresivamente por una pantera y por un ser humano cavernícola.
¿Una mujer?.
Sentí la naturaleza cubriendo mi cuerpo,
ocultando la mirada acechadora tras de ella.
Sentí los pies en suelo prehistórico.

II.-
El llamado tribal comezó todo. Los tambores, el ritual, el círculo.
La tierra.

Manos, pies, que palpaban con máxima apertura sensitiva.
La necesidad corporal de estar desnuda, sintiendo, siendo parte del universo y de la madre tierra.
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Solo un pequeño espacio de conciencia me mantuvo en aquel departamento. Solo ese sentido me mantuvo en este mundo, en este siglo, percibiendo aquella fuerza inimaginable que me invadía.

Cuando pude reaccionar , antes del casi total apoderamiento, me levanté y fuí a la cocina en busca de Heidi.
Solo abría mis ojos, en un cuerpo estático de sensibilidad que esperaba arrancar.
Ella me miró, colocó sus manos delante de sus pies-como un simio-, y comenzó a golperales contra el suelo.

Comprendíó.

Me tomó de la mano y me sostuvo apoyada a su lado. Casi desvanecí.
Me llevó al living una vez más.

Sentada, de manos y pies abiertos, aferrada al suelo y a la inmovilidad, continué en mi impacto.
Ahora...Sorpresa aun mayor. La línea entre los mundos desaparecía.
Comencé a resistir. Tomé su mano mientras ella permanecía sentada frente a mí.el animal se enfocó en sus ojos.
-Faritell creature, me decía.
Sí...Lo sentí.
Un Bosque.
La miraba escondida detrás de unos arbustos.

Mi única conexión segura era ella.
Me aferré a su mano. Mi cuerpo permanecía inmóvil.Cualquier movimiento desataría aquella fuerza a través de mí.
Ya no podía salir.
Sacudía con esfuerzo mi cabeza a ratos. Trataba de hablar.Sostenía mi rostro entre las manos.
Evitaba la transmutación total...No por temor, sino por desconocimiento.
Había algo tan primigenio, tan animalesco, que tenía dejos de oscuridad.
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Ya no pudo, Heidi me dejó.
Yo , sola. No podía "despertar".
Solo aquel pequeño espacio de conciencia me volvía a sostener en ésta realidad.
No podía volver.

Mi cuerpo, curvo. Rodillas arriba, de costado.Manos atándolas. Cabeza abajo.

Fuerza originaria. Pura, cazadora...

Un zarpazo oscuro.
Una especie de grito silente.
El aire se quebró.

Sentí miedo.

Casi imposible salir.

III.-
En la cocina otra vez, el temor persistía.
Heidi, afectada.Yo...No completamente ahí.
Sentía fuerzas poderosísimas , externas, rodeando, merodeando, en el lugar.
No quería estar sola. No me atrevía a dormir.

IV.-

Conocí a las diosas aquel día.
-Griega revelación-.Explicación de caractéres personales conocidos, intrínsecos.
Otra mágica sincronicidad que el universo me ha regalado.
Otro libro.

VESTA:
(Antes de la ceremonia en Arica, con Heidi, con las mujeres de su taller).

Diosa del hogar y del fuego.
El círculo y la unión , como algunas de sus simbologías y significaciones.
Preguntas para conectarte con ella fueron respondidas. Leía.
Pinchazos al autoconocimiento. Claridad.

Minutos más tarde, bajé del escenario dónde me encontraba. Guardé el libro que-por compulsión o instinto abrí-y que me presentó a esta, una de mis diosas, en el momento preciso.
...Y ahí estaba yo, emocionada, sentada en un círculo dirigido por mi amiga, rodeada de mujeres de hogar, ante el fuego.

Sincronicidad pura.
Emotividad reveladora.
Poderosa circunstancialidad.

DÉMETER, AFRODITA, ATENEA, ISIS.
Mi interior descrito de acuerdo a la deidad.

En un café en Arica, seguía leyendo.

IV.-
NADA HE BUSCADO.Desde Boca del Río, just happened.
Solo quise silencio, y él me entregó la más honesta apertura espiritual.
/Aparecida.
Mi alma se trasnformó en una granada abierta; y desde el vacío , sin expectativas, sin conceptualización, con la racionalidad de lado, experimento.
Siento que pertenezco al universo.

Solo agradezco,
Y me son arrojadas visiones del pasado más pasado.
Estoy siendo vestida desde la inocencia. Desde el punto cero, con conexiones al orígen.

V.-
Al día siguiente-16 de enero-, fuimos al desierto, justo frente al cartel de desvío entre Putre y Copaquilla, gracias a la invitación de dos seres maravillosos: Catalina y Enrico.

Alojamos en la casa de una familia increíble. Colonos, ciudadores de esencia.

Parada en una montaña de suelo árido, nacido 2500 años antes de la cristiandad, recordé:había mirado a través de los ojos de aquel felino mientras caminábamos por una tierrra como esa.Pedregosa, inexplotada. Observaba sus patas como tras una película , un negativo azulino y plateado.

Las nubes calientes avanzaban hacia las montañas.

Tal vez 12 horas después, no me despojaba de aquel espíritu animal.Dejó en mí un sello de comunicación sin épocas.
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El atardecer fué poderosamente enmudecedor.
En una cuna de montañas, se dispuso, en forma de media luna, GIGANTE-entre nubes blancas y englobadoras-, el naranjo elocuente del sol.
La voz de Hedi cantando al Inti.
Catalina.
Cánticos.
Plumas de cóndor entre las manos de los niños, entre el padre y la madre.
Alexis recorrió mi cuerpo veloz con aquellas plumas, alejando todo mal.
Caminé hacia la inmensidad del paisaje. Hacia adelante. Hacia las nubes.
Sorpresa.
Mis pantorrillas y mis pies fueron superpuestos por las pantorrillas y los pies de una mujer de las cavernas.
...Y yo pensaba segundos antes en la necesidad de usar desde ahora mis zapatillas para mantener el equilibrio, luego de lo ocurrido el día anterior.
La desconexión me fue negada.Ahí estaban aquellos pies de ancestros tocando el suelo escarpado por mí.
Atrás, una tribu.
Presencia innnegable.
Alguién a mi costado derecho sostenía un bastón. Era un hombre.
Ya no solo eran mis pies arrebatados. Había gente caminando tras de mí.Juntos.

Dos de los niños de aquella familia fantástica merodeaban desde cerca en bicicleta.
Laluz había cambiado.
Malku, el mayor, rápido.daba vueltas desde lejos.El pequeño...-"Duende" , de ojos poderosos-, hizo que me volteara sin hablar. Nos miramos. Le sonreí. Él también me sonrió.
A ellos los llamaban a silvidos. Yo , seguí hasta las nubes. Más adelante me detuve.
-¿Qué quieren?, pregunté.
Nada. No hubo respuesta.
Solo profundiddad y naturaleza impactante.

Volteé camino a la casa.Pensé en qué tipo de fuerzas serían éstas.¿Malas, buenas?.
-¿Que hay?.
Continué con ingenua inquietud hablando a mis acompañantes ancestrales.
En el fondo, sabía que estaba bien, pero corrí.Solo después de un rato se quedaron más atrás.

Un día dsepués, aún están aquí observándome. Los puedo sentir.
Me siento inquieta y tranquila a la vez; y sigo sin buscar. Sigo apegada al silencio.
...O él apegado a mí.

Estoy en Tacna , comiendo una parihuela mientras escribo.

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