martes, septiembre 20, 2005

Porque me pregunto...


La soledad comienza en el estómago.

Mi vida es algo extraña.
Circulación uno, dos y tres
Camino buscado, predecido , inventado.
Esperado...

Silencio intestinal que envuelve el inconformismo,la insatisfacción.

¿A los treinta qué?.
¿Cuál o cuales son los supuestos de normalidad?
Esos que siempre me importaron un carajo, porque
Yo tenía los míos.
Y daba lo mismo sufrir,
porque sabía dónde quería llegar.

Ahora estoy en medio. Entre el éxito y la mediocridad. Y parece que no avanzo,
parece que dispongo mal mis energías; o que me equivoqué al comenzar, porque si de hacer se trata, ¡vamos!, lo mío es conseguir, pero, entonces,
¿ qué?.

Puta división de capacidades .

Y siento que me queda la mitad de la vida y se vive al doble de la velocidad.
Tres de trenes ha de ser, porque ruidosos son los años.
Se comienza a correr en contra de lo que no queremos que sea.

Me gustaba más luchar solo por seguir, solo por encontrar aquello que deseaba; porque no alcanzaba para más, y la esperanza era suficiente. Lo demás ya llegaría.
Correr... evitando el mediocre estanco,
Arrancando de tus ilusiones inconclusas y latentes
Conciliando lo que es con lo que debe, con lo que puede y con lo que quieres,
No me agrada.

Sosteniendo credos. Así estoy, o al menos, así me siento.
Sonriéndole a mis dudas,
Reclutando directrices
Susurrándole a los días
Cuidando que me dejen escuchar...aquello que me avisan fuera de contexto.

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